Comparto tres consejos (muy buenos) que he recibido, mi comentario en azul y cursilla
Abraza cada día a tu hijo como si fuera el último día de su vida. Emociónalo. Haz que tu abrazo signifique algo para él. Muchas veces tenemos a nuestro hijo tan cerca, pero tan lejos… cada día es un día de gracia que hemos recibido para disfrutarlo, amarlo y vivirlo junto a nuestros seres más queridos y entre ellos están nuestros hijos. No sabemos si al día siguiente podremos decirle lo que dejamos pendiente hoy.
No te acuestes nunca sin decirle lo mucho que lo quieres y lo feliz que te hace. Aunque estés enfado con él, díselo de todas formas: el enfado no es incompatible con el amor.Haz que se duerma sintiéndose querido y especial. Cada día puede ser el último día que le veas quedarse dormido… no perdamos el tiempo con “tonteras” que después puede ser demasiado tarde… decirle a un hijo que le quieres es bendecirlo, desearle lo mejor para sí, que nuestro enfado no sea sinónimo de “incomunicación” o desencuentros…
Hazle sentirse orgulloso de sí mismo, aunque no sea un hijo perfecto. Cada día comete errores pero también aciertos. Recuérdale cada noche al acostarse tres cosas que ha hecho perfectamente bien durante el día: levantarse sonriendo, abrazarte al despedirse, llenar de agua su vaso, colocar la mochila en su sitio. Hijos perfectos no los hay pero podemos conseguir que también ellos se sientan orgullosos de ser como son. Tampoco nosotros fuimos hijos perfectos, por tanto tampoco somos padres perfectos, nadie ha ido a estudiar a las mejores universidades cómo serlo… debemos amarnos con nuestras virtudes y defectos… enseñar con amor y no con castigo… enseñemos a respetar nuestros logros por pequeños que sean, cada cual es individual, Dios nos creó únicos, no comparemos, sí felicitemos…
(fuente: http://www.solohijos.com/newsletter/news.php?num=153_1)