lunes, 25 de marzo de 2013

Tristeza en el alma por la partida de un ser querido

(Escrito el 9/2/2010)
Siempre me pregunté què se sentiría si un ser querido (y me refiero a familia directa) partiera de este mundo... en el caminar junto a Cristo he aprendido que una debe exponer sus sentimientos de alegría y tristeza tal como vienen... pero tb. he comprendido que cuando alguien muere (qué fuerte la palabra muerte), ya cumplió con su misión y es tiempo de ir a rendir cuentas... pero el vacío que queda es grande cuando se trata de alguien que ha vivido tb. la fe en Cristo, la ha transmitido y ha legado su amor...
Hace unos años, han muerto dos hermanos de mi padre, dos de sus sobrinos, mi abuela materna y una hermana de mi madre... los sentimientos fueron, precisamente, los de un cristiano comprometido en la obra del Señor: entender que ya estaban muy enfermos, que sólo sufrían, que del accidente no resultaría nada bien... (mis abuelos paternos y abuelo materno no los conocí)
Pero en estos días ha partido una persona que he querido mucho, la hermana de una cuñada... teníamos la misma edad... cuando niñas pasamos mucho tiempo juntas... nos reencontrábamos de vez en cuando... pero el amor de hermanas que había entre nosotras era grande... de echo ayer (en el día de mi cumpleaños) la sepultamos..., nunca había tenido dentro este sentimiento de culpa por no decir o hacer lo que estaba a mi alcance para que supiera que contaba conmigo... fue una mujer muy esforzada, como dijo el Padre en la Homilía, vivió 38 años en la tierra, pero en el corazón vivió más del doble... (su marido habia partido hace 2 años) dejó a su hija de 17 años... de alguna manera me siento responsable por la atención cristiana que ella debe tener, fue una hija de Dios en todo sentido, amó a Cristo por sobre todo, legó en su hija la fe y valores con los cuales ella debe seguir su camino.
Mi falta fue no llamarla durante mucho tiempo para saber cómo seguía de su tristeza por haber perdido a su marido..., luego ni sus cercanos me avisaron que estuvo internada en el hospital... desde donde nunca regresó... (esa es la pena que me invade hoy: no haberle visto este último tiempo para recordarle que la quería y que estaba con ella en las buenas y en las malas)
Creo que Dios me dio una lección... pero tb. sé que es la ley de la vida, vinimos a este mundo con una misión... la cumplimos y Dios nos llama a su encuentro... estoy feliz porque Carmen ha visto su Rostro... de seguro ella está descansando en paz y contenta de que su hija ha quedado en muy buenas manos y ha recapacitado y reencausado su vida...